



Historia y Patrimonio
Castroquilame es una pequeña pedanía situada en el municipio de Puente de Domingo Flórez, en la comarca de La Cabrera. El pueblo tiene una historia rica y singular, que se refleja en su arquitectura y en las ruinas que la rodean. Su nombre proviene de un antiguo castro ubicado en un monte cercano, del que apenas quedan vestigios. Esta fortificación, posiblemente de origen prerromano, refleja la importancia estratégica del lugar en tiempos antiguos.
El patrimonio arquitectónico más destacado del pueblo es la iglesia de San Salvador, construida en el siglo XII. A pesar de su sencillez, esta iglesia alberga una joya única en la región: un tímpano románico que muestra una representación del Pantocrátor rodeado por los cuatro evangelistas. Esta obra, de características medievales, es de una belleza arcaica, con detalles que muestran la pericia artesanal de la época. Además, conserva restos de policromía original, lo que añade valor a su iconografía.
A pocos metros del casco urbano se encuentra la ermita de San Ildefonso, una construcción religiosa que data de tiempos antiguos y que sigue siendo un punto de devoción local. Otra ermita, la de Santa Bárbara, existía dentro del casco urbano, aunque hoy solo quedan ruinas. Estos edificios religiosos, junto con las estructuras de la iglesia, conforman el legado histórico de un pueblo que ha mantenido sus raíces a lo largo de los siglos.
El pueblo también tiene un pasado vinculado a la minería aurífera, con restos de canales romanos que se usaron para la extracción de oro en las cercanas Médulas. Este vínculo con la historia minera es un testimonio de la importancia económica que la zona tuvo durante el dominio romano en la península ibérica.
Naturaleza y Paisajes
Castroquilame está enclavado en un paisaje montañoso, rodeado por colinas y barrancos que forman un entorno natural de gran belleza. El pueblo se encuentra en el angosto valle que crea el río Cabrera, el cual atraviesa la comarca que lleva su nombre, proporcionando un clima fresco y húmedo que favorece la abundancia de flora y fauna.
Uno de los elementos más distintivos del paisaje de Castroquilame son los castaños centenarios que rodean la ermita de San Ildefonso. Estos árboles no solo son imponentes por su tamaño y antigüedad, sino que también tienen un gran valor cultural y ecológico. Además de castaños, los robles y encinas dominan los bosques circundantes, mientras que los alcornoques y jaras tapizan las laderas más soleadas. El pueblo también es famoso por sus montes escarpados, que ofrecen espectaculares vistas del valle y sus alrededores.
Estos montes son ideales para los amantes del senderismo, que pueden disfrutar de rutas que los llevan a través de bosques densos y valles profundos, hasta las ruinas del antiguo castro que dio nombre al pueblo. Desde las alturas, los visitantes pueden contemplar las huellas de las antiguas explotaciones auríferas que salpican la comarca, un testimonio de la intensa actividad minera de la región en tiempos romanos.
El entorno de Castroquilame es también hogar de diversas especies de fauna. En sus montes, es común encontrar cabras montesas, zorros y jabalíes, mientras que las aves rapaces, como el águila y el halcón, dominan los cielos. En el río Cabrera, los aficionados a la pesca pueden disfrutar de la captura de truchas, una actividad tradicional en la zona.
Costumbres y Tradiciones
Las tradiciones de Castroquilame están profundamente arraigadas en la cultura local y se mantienen vivas gracias a la participación activa de sus vecinos. Las fiestas más importantes del pueblo son las de San Ildefonso, el 23 de enero, y las de La Magdalena y El Salvador, que se celebran los días 5 y 6 de agosto. Durante estas fechas, el pueblo se llena de vida, con misas, procesiones y celebraciones que reflejan la devoción de la comunidad.
Una de las costumbres más singulares de la zona es la elaboración del cuturrús, un licor artesanal originario de Las Médulas, que se prepara con aguardiente de orujo, frutos secos y bayas locales, como las del endrino. Esta bebida, cuya receta se remonta a tiempos antiguos, es una muestra de la rica tradición gastronómica de la zona.
Además de las festividades religiosas, Castroquilame mantiene viva la tradición de la apicultura, siendo famoso por la miel de sus colmenas. Los castaños que rodean el pueblo proporcionan un entorno ideal para la cría de abejas, lo que da lugar a una miel de alta calidad, muy apreciada en la región.
Turismo y Actividades
Castroquilame es un destino ideal para aquellos que buscan un turismo rural y de naturaleza. El entorno natural que rodea al pueblo ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, desde el senderismo hasta la pesca y la observación de fauna. Las rutas de senderismo que atraviesan el valle del río Cabrera son especialmente populares, ya que ofrecen la oportunidad de descubrir el paisaje montañoso y las ruinas históricas de la zona, como los restos del castro y los canales romanos.
El patrimonio histórico de Castroquilame es otro de los grandes atractivos turísticos. La iglesia de San Salvador, con su tímpano románico, es una visita obligada para los amantes de la historia y la arquitectura medieval. La ermita de San Ildefonso, rodeada de castaños centenarios, es otro lugar de interés que invita a la reflexión y al descanso en plena naturaleza.
Para aquellos interesados en la gastronomía local, Castroquilame ofrece una experiencia única. Los visitantes pueden probar el famoso cuturrús, una bebida tradicional elaborada con ingredientes locales. La miel de castaño, producida en la zona, es otro de los productos estrella que no pueden faltar en la lista de recuerdos de los turistas.
Fiestas
Principales fiestas del pueblo de Castroquilame
- San Ildefonso: 23 de enero
- San Salvador y La Magdalena: 5 de agosto
Que ver
Principales lugares para visitar en Castroquilame
- Ermita de San Ildefonso
- Iglesia del Salvador